Todos los partidos de izquierda aspiran consciente o inconscientemente a una revolución. Verás, las Revoluciones francesa y rusa han impregnado el inconsciente colectivo con un romanticismo emancipador, mientras que la realidad es mucho más oscura. Una dio lugar al Terror y la masacre de la Vendée, la otra fue el precursor de lo que se convertiría en encarcelamiento masivo y los millones de asesinatos infligidos por el sistema concentracionario del gulag estalinista. Una revolución sin evolución conduce al reemplazo de opresores por otras formas de poder igual de brutales. La revolución es un señuelo que nos desvía de la verdadera palanca del cambio.
El cambio no está en otro lugar, sino aquí y ahora
La trampa de la revolución es que promete un futuro brillante mientras tiene la desagradable consecuencia de despojarnos del poder de cambiar en el presente. Existe una forma de pasividad al examinar de cerca las aspiraciones revolucionarias. Estas nos desvían de nuestra verdadera capacidad para proponer un futuro colectivo mejor, paradójicamente mediante un enfoque individual.
Mejorando al individuo, avanzamos el colectivo
La idea de la revolución es que es la mejora del colectivo la que crea mejores condiciones individuales. La historia ha demostrado que esto no siempre es cierto y puede ser incluso todo lo contrario. Un enfoque evolutivo funciona exactamente al inverso, tratando de mejorar nuestra conciencia individual para que luego pueda tener un efecto cascada o de goteo sobre los demás.
No hay verdadera revolución sin una evolución previa de las conciencias
Si las revoluciones pasadas han decepcionado, es porque la gente no hizo el trabajo preliminar necesario para mejorar su conciencia. La revolución debería ser en realidad la manifestación concreta de la evolución de la conciencia colectiva. Si obligas a la gente a cambiar de manera puramente externa, volverán a su estado original, a saber, la tiranía en el caso de las revoluciones pasadas. Es un poco como cuando alguien que ha vivido en la pobreza gana la lotería; la mayoría de las veces, termina igual de arruinado después de unos años. La revolución es una consecuencia natural y lógica de un esfuerzo interno colectivo. Esto es esencialmente lo que las religiones aspiran a manifestar de manera muy imperfecta debido al enfoque en cambiar el comportamiento externo de sus seguidores (código de vestimenta, recurso a la coerción o la violencia para convencer, ritualismo o fetichismo exacerbado, etc.).